1220 del AM

IN "YOU NEVER CAN TELL" DESDE (00:00) HASTA (02:15), FADE OUT Y PERMANECE DE FONDO.

Son las seis en punto de la mañana, estimados amigos, y eso quiere decir una sola cosa, es la hora, sí. Es la hora de empezar el día, porque no empezamos cuando suena el despertador, mucho menos cuando metemos nuestras grasosas cabezas debajo de la regadera, el día comienza cuando la música suena, y suena a todo el volumen de nuestro reproductor. Así es, si allá en casita no prenden la radio pues nomás no inicia el día. No es con una copa de café, no es con los primeros rayos del sol, es cuando, como esta mañana escuchamos al más grande de todos los rockeros, al inigualable Chuck Berry interpretar ese maravilloso tema musical, que ahora se repite y se repite en un loop interminables... ¿Se imaginan? Una canción que no terminara nunca, que sonara siempre dentro y más adentro de nuestros audífonos, ahí justo en donde inicia nuestra alma, que no es en nuestro cuerpo, sino en algún lugar del espacio en donde todo es un mismo ritmo interminable que suena y que suena. Podría ser una canción para cada temporada, podría ser You never cant tell para el otoño. Así, irremediablemente la caída de las hojas de los árboles tendrían un poco más de prisa, el verde ocre de los árboles sería quizás un café más vivo. Las aves cantarían con más fuerza por las tardes cuando ven acercarse la noche, quizás los autos tendrían que ser todos un chevy 57 color rojo con llantas cara blanca que rueda por caminos rodeados de árboles. Quizás no caminaríamos rumbo al trabajo, quizás bailaríamos como Travolta con la esposa de Marcellus Wallace. Todos por la calle con los hombros encogidos caminando en las puntas de nuestros zapatos de piel recién boleada. Y quizás una pianola nos acompañaría siempre, para apresurarnos cuando los talones se hubieran detenido más de lo esperado. Bailando. Todo el día bailando al ritmo de la guitarra de Chuk Berry. Pero la vida no es color de rosa, habría días en que caminaríamos a un pie mientras el otro lo desplazaríamos hacia adelante como cisne que con su pico apunta hacia donde habrá de salir el sol; y otro, quizás simplemente moriríamos. Pero no podemos pasar toda la mañana imaginando qué pasará, no podemos imaginarnos cómo hubiera sido escribir canciones de Jazz porque quizás no sabes siquiera tocar el piano. La vida de los mortales es mucho más ordinaria, implica prender la radio para despertar, para encontrar compañía, o a veces algo más que eso, a veces una razón para vivir cuando ya no hay ni un otoño en nuestros bolsillos. La gente normal escucha la radio, los humanos escuchamos otros humanos, soñamos, nos acompañamos y simplemente vivimos. ¿Ya se han logrado quitar las chinguiñas? Yo esperaría que sí, de lo contrario el gran Chuck estaría muy molesto con ustedes y quizás les haría una de esas bromas escatológicas que frecuentaba a sus cercanos... Pero no, tampoco ocurrirá eso. Pues a seguir disfrutando de la mañana, mis estimados amigos. Dejaré de entrometerme en sus vidas y dejaré de ser esa conciencia, que creo que por momentos nos convertimos los conductores de radio. Vivan, disfruten de este día, den todo lo que tienen y si no lo tienen, róbenselo a alguien hasta que sientan que hay algo dentro de sus manos por lo que vale la pena luchar y vivir, y pelear con fiereza. Den ese salto de fe para convertirse en alguien. Ahora sí los dejo, yo fui Jonás Pantera, y disfruten del gran Chuck Berry con You Never Can Tell. Fue un placer ser escuchado todo este rato.

IN "YOU NEVER CAN TELL" DESDE (00:00) Y SE QUEDA.


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