Cerrado

Por mucho tiempo he escrito durante los momentos más difíciles de mi vida. En los muy buenos también lo he intentado, pero lo mejor de ser feliz es que no te da tiempo de escribir. 

Lamentablemente la escritura se destina para los momentos solitarios, para cuando no puedes hacer algo mejor. Es triste, pero es la verdad. La felicidad se encuentra en las flores, en las cascadas, en los atardeceres, en tomar a alguien de la mano mientras caminas por un lugar pintoresco, al bailar, mientras miras una obra de arte que te llega, mientras miras una obra de teatro que te hace llorar, mientras sientes el amor en los grandes ojos de la persona que te está mirando. En ayudar a los demás. Difícilmente puedes escribir en esos momentos, al menos yo no lo recomendaría.

Los tropiezos son los puntos más álgidos de la escritura. Es mediante la desgracia que los artistas crean sus más grandes obras. La incertidumbre de la vida suele guiar obras sobresalientes. En los momentos felices no escribo o escribo menos. No me da tiempo.

Como en todo, hay gente que se acostumbra a lo malo. Hay gente que se hospeda en los agujeros para crear. Siempre he sido de esos. De los que prefiere la oscuridad, las flores muertas, los paisajes sin sol, los establos sin animales, las cartas sin remitente, los perros sin dueño, los días sin sol. Sí, me gusta escribir, por eso no me separo del piso. Desde ahí se ve mejor, se escribe siempre, se está bien. 

Pero ahora no voy a escribir. Este blog permanecerá cerrado esta vez.



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